¿Qué nos jugamos en Garoña?
¿Hacia qué modelo energético nos dirigimos? Un mes después del día del medio ambiente, el 5 de Julio termina el permiso de explotación de la central nuclear de Garoña y el Gobierno debe decidir si permite que la central más antigua de España alargue su funcionamiento durante diez años más.
Todo el revuelo que se está formando en torno a ella no se debe únicamente por el cierre de una central nuclear. Encubierta por tantas palabras, datos, informes e iniciativas, nos encontramos en la situación que, sea cual fuere la decisión tomada, será una decisión que puede marcar una tendencia para las centrales que quedan en el territorio español y el futuro de la energía nuclear en España. De producirse la prórroga, (con peaje o sin peaje) la energía nuclear obtendría un impulso importante, además de producirse un precedente para que las demás centrales puedan prorrogar a su vez su funcionamiento. Por otro lado, en caso de no producirse la prórroga, que supondría el cierre de Garoña, el futuro de la energía nuclear en España se presentaría de un color
Los últimos años, la industria nuclear ha sido capaz de utilizar la presión internacional con el cambio climático en su beneficio. La nula emisión de CO2 de las centrales nucleares (mientras producen energía, no en la obtención del combustible) ha propiciado que la opinión pública comience a ver la fisión del uranio como una solución barata, segura y limpia para hacer frente al cambio climático.
El supuesto bajo precio de la energía nuclear, está siempre condicionado por las altas inversiones, en la mayoría de los casos con ayudas estatales, que hay que realizar para construir la central. Hay que tener en cuenta, además que el bajo precio del combustible (el uranio principalmente) depende directamente del precio del petróleo. El caso Finlandés con Olkiluoto, el paladín de la energía nuclear europea del siglo XXI, con muchos problemas y un aumento considerable en el presupuesto inicial no hace pensar que la inversión que se realiza en la nuclear sea rentable.[i]
Sobre la seguridad de las centrales nucleares hay opiniones muy diversas, y lo cierto es que tras Chernobyl la seguridad de las centrales ha aumentado considerablemente. No obstante, aunque el riesgo de que ocurra un accidente sea cada vez menor, ninguna aseguradora se hace cargo de los daños que pueda ocasionar un accidente nuclear.
Por otra parte la ausencia de emisiones de CO2 de las centrales nucleares es bastante engañosa, ya que no se tiene en cuenta el consumo energético, y las emisiones que supone la creación de las pastillas de uranio enriquecido. Para conseguir el combustible el proceso es largo: la extracción y el enriquecimiento de Uranio, la fabricación de combustible, la fusión en la central nuclear y el reprocesamiento del Plutonio; y nos quedan el desmantelamiento de las centrales, y el control de residuos radioactivos, todas ellas actividades consumidoras de energía, que emiten gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Teniendo estas consideraciones en cuenta y volviendo al caso de Garoña, ¿es una apuesta necesaria la energía nuclear?
La energía nuclear lleva consigo un modelo energético anticuado, en el que la instalación de una central energética es decidido por multinacionales y estados que disponen de la tecnología, muchas veces conseguida a través de y para fines militares. Una energía en manos de estados que deciden quién puede y quién no disponer de la energía. Un modelo arcaico en el que la central da de comer a cuatro “privilegiados” pueblos a base de jugosas subvenciones, aplastando cualquier tipo de contestación popular cubriéndola de euros. Es ese el modelo en el que confiamos para nuestro futuro? El mío no por lo menos.
Somos muchos los que confiamos en un modelo más social, atomizado y popular en el que la suficiencia energética de los pueblos les permita ser más libres. Y para eso, creo que las renovables son la apuesta. Pueblos que gestionan la energía producida, sostenibles y con cultura energética. Cultura para saber ahorrar, consumir y ser más eficaces en el uso de la energía.
La apuesta por la nuclear, en cambio, me recuerda a un remoto pasado de caciques y oscurantismo, de artefactos de fisión que esperamos cual mesías salvador, de terribles accidentes cuyas consecuencias todavía persiguen a generaciones… Puede que todo esto no encontremos nada en el recuerdo de las nuevas generaciones, pero… puede ser que lo vivan si nuestra apuesta de hoy se dirige por los mismos caminos que la de nuestros predecesores.
Más información sobre el abandono de la energía nuclear:
[i] Ver artículo de Iban Rui Wamba en: http://www.naider.com/ateneo/articulo_blog.asp?id=335
Foto de la central: Truthout Foto “nuclear”: Sakucae
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