Estos días he estado leyendo el clásico 1984 de George Orwell, hacía mucho que lo tenía en la recámara de los libros por leer, pero como me ocurre muchas veces, los voy dejando de lado porque hay ensayos o novelas más actuales, que creo que serán más interesantes.

Es un libro que te hace pensar y se pueden encontrar grandes similitudes, y “grandes hermanos” si miramos con cierto detenimiento a nuestro alrededor. Conceptos como el de la neolengua y doblepensar te hacen reflexionar mucho sobre la situación actual y cuántas habitaciones 101 podríamos encontrar a lo largo del mundo!
En fin, no os quiero aburrir,  ni me siento con aptitudes para hacer una crítica sobre un clásico, simplemente os recomendaría leerlo, ya que merece muchos la pena!!</p>

Lo que sí que quería compartir con vosotr@a es algo que me ocurrió al terminar de leerlo. 1984 lo he leído en versión digital en un e-book. El e-book resulta más cómodo, no pesa, y me puedo llevar de viaje muchos libros en muy poco espacio. Una lectura cómoda e incluso podría decirse que agradable. Pero, me faltó algo.
Al terminarlo añoré la sensación de “cerrar el libro” y cerrar los ojos, darle la vuelta y volver a mirar la portada, recordando qué me esperaba del libro, cómo me lo imaginaba y qué ha conseguido el autor tras esa cantidad de páginas...
Eché de menos con nostalgia repasar por encima los capítulos, buscar aquella frase que decía Winston en el segundo párrafo de aquella página...
Me faltó recordar los pasajes, las marcas (antes eran de chocolate, ahora suelen ser de café) que voy dejando en el papel o las misteriosas marcas a pie de página de desconocidos que nunca conoceré, las frases subrayadas por mis familiares (preguntándome ¿por qué subrayaría mi fallecido tío esta palabra?) ...

Uno, que a veces se pone melancólico y piensa que los e-books no pueden ser los libros del futuro!!

Foto de George Orwell: By Wiggy! at en.wikipedia [Public domain], from Wikimedia Commons
Foto de Libro de Beachblogger.